Qué es el intelectualismo en la filosofía

Sócrates afirmaba que las personas que conocían el bien obraban bien, y al contrario, que aquellas que no lo conocían, obraban mal. Por lo tanto, la ignorancia, el desconocimiento del bien, estaría detrás de las malas acciones humanas.

Esto es lo que se conoce con el nombre de intelectualismo moral socrático, según el cual, la virtud está relacionada con el conocimiento. Este saber acerca de lo que es ético, no es teórico, sino práctico y consiste en saber cómo actuar de la mejor forma en cada caso.

Platón, el discípulo más importante de Sócrates, desarrolló las ideas de su maestro, que dio una adaptándolas a la política. Para el griego, el mejor gobierno, el único que lograría mantener el bien común en la polis ideal, sería el gobierno de los filósofos, esto es, de los mejores, de los que más saben, que llegarían a dirigir la polis, tras un periodo de formación de 30 años. Defiende así una aristocracia de los filósofos, rechazando cualquier otra forma de gobierno, porque todas, degeneran.

"La ignorancia es la semilla de todo mal" (Platón)

El intelectualismo moral socrático identifica virtud y conocimiento. Es suficiente con conocer el bien para obrar bien, decía Sócrates, y las malas acciones nacen de la ignorancia. Para obrar virtuosamente, es necesario, pensaba, conocer el bien y la justicia.

"La inteligencia es una virtud que te permite dirigir tu propia vida" (Platón)

Para desarrollar su teoría, Sócrates parte del dualismo antropológico. Esto es, afirmaba que el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma, siendo el primero la parte material y mortal, que pertenece al mundo sensible y el segundo, el alma, la parte espiritual e inmortal y que pertenece al mundo inteligible o mundo de las ideas o esencias, al que regresará una vez se haya desecho del cuerpo, tras un camino de purificación. Esta es la auténtica misión del alma.

Con la frases “conócete a ti mismo”, Sócrates está concediendo valor a lo parte interna del ser humano, en detrimento de la externa, de su corporalidad. El conocimiento del bien y de la justicia, llevará irremediablemente a su realización. Por lo tanto, el conocimiento del bien es el fundamento de la experiencia moral. Sócrates, según dice Platón en sus diálogos, lo expone de la siguiente manera.

“Cuando uno de vosotros está enfermo no propone una votación entre los miembros de la familia para establecer qué remedio es adecuado para curar la enfermedad: ocurre más bien que llama al médico y se somete a su juicio y recomendaciones; cuando un ejército quiere derrotar al enemigo no se realiza una consulta popular para establecer el modo de atacar, es el estratega quien decide el modo de dirigir a los soldados y plantear las batallas; cuando queremos levantar un edificio no hacemos una votación para decidir el modo de construirlo, dejamos que sea el arquitecto quien imponga su criterio.”

Platón propone que sean los filósofos, los sabios, los gobernantes de la ciudad ideal, y así lo expresa en la República, su obra más importante y en el que trata de sentar las bases de la que serían la polis perfecta, aquella regida por unos gobernantes que gobiernen a favor del bien común de todos los ciudadanos, y no solo de algunos pocos. Por eso, rechaza las demás formas de gobierno.

Partiendo de la división del alma, Platón, afirma que la armonía entre todos los miembros de la sociedad solo se consigue si cada individuo, se ocupa de aquello para lo que está capacitado. Así tenemos:

1. Alma racional (razón o inteligencia) – virtud: conocimiento de la verdad – función: sabiduría y prudencia – gobernantes
2. Alma irascible (ánimo) – virtud: fuerza y coraje – función: guardianes
3. Alma concupiscible (apetito) –virtud: moderación y templanza – función: productores, artesanos y labradores

La justicia es la virtud general que une y armoniza a todas las demás. Estas funciones no se asignan al azar, ni son elegidas por la ciudadanía, sino que corresponde a los dirigentes el detectarlas y desarrollarlas a través de la educación. Solo así, es posible la felicidad dentro de la polis.

Además de Sócrates y Platón, otros filósofos defendieron la tesis intelectualista. Pero Aristóteles no compartía este punto de vista al considerar que el conocimiento del bien y de la justicia, no era suficiente para actuar correctamente. Además, afirmaba el estagirita, es necesario querer hacerlo, concediendo así, primacía a la voluntad del ser humano frente al conocimiento.

Aristóteles y Santo Tomas de Aquino, defenderán que experiencia y razón han de trabajar juntas en el camino del conocimiento.

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